Será porque le hice la cocina con la caja de cartón cuando era demasiado pequeña, o tal vez porque mi niña es muy destrozona, pero la cuestión es que la destrozó a base de saltar encima y dar tirones por todos lados.
Entonces opté por hacer lo mismo pero con una caja de madera, que resistió mejor los envites de Diana. Para ella utilicé:
- una caja de madera
- fieltro de colores
- chinchetas de colores
- cinta de algodón
- papel adhesivo metalizado
- papel adhesivo negro
- adhesivo de contacto
Lo primero es quitar las visagras y el cierre.
Después corté los patrones para forrar los laterales de la caja. Con un centímetro más de alto y dos de ancho, para que sobresalga por los lados. Hice un dibujo ondulado para el borde que encajase con el del lateral contiguo. Sobre él fijaría las chinchetas. Así me aseguré de que no se despegara el fieltro por las aristas con el traqueteo del juego.
Puse el pegamento de contacto, pegué los fieltros, y lo aseguré todo con las chinchetas por los laterales, la parte de arriba y el fondo. Esto le dió un aspecto de cofre muy chulo.
Entonces me puse con los fuegos, forré la tapa con el papel adhesivo metálico, y sobre él pegué cuatro círculos negros de tamaños diferentes, las tiras que delimitan los fuegos y los mandos. También forré con adhesivo negro el marco y los laterales de la tapa
Después de volver a atornillar las visagras y el cierre (puede que necesitéis tornillitos más largos que los originales), no está de más poner unas cintas en el interior para limitar la apertura de la tapadera, que si no vuestro peque la abre de golpe y se la carga en dos días
Y ya está, una caja-cocinita de lo más útil y molona